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Cartel de la exposición. |
El pasado día 11 de Febrero de 2017, se celebró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Como todos sabemos, cuando se celebra el día Internacional de algo, es porque ese "algo" no va bien y se pretende llamar la atención del mundo sobre ello. Y (esto ya es una reflexión mía) cuanto más relevante sea el organismo que lo propone, la Asamble General de las Naciones Unidas (ONU) (ver aquí), en este caso, el problema es más serio aún.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluidos en la Agenda 2030 , solo se alcanzarán con la igualdad de género por delante y, por supuesto, con los aportes de la ciencia, en general.
Según los datos de la propia ONU, extraídos de un estudio realizado en 14 países, "la probabilidad de que
las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado
en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18%, 8% y 2%,
respectivamente, mientras que la probabilidad para los estudiantes
masculinos es del 37%, 18% y 6%". Cada uno puede tener la idea que quiera del porqué, pero los datos están ahí. NO hay igualdad en el acceso de las mujeres a las carreras científicas, y el papel que juegan en ellas suele ser diferente al de los hombres, por múltiples factores, encontrando más dificultades e inconvenientes que los primeros para desarrollar sus carreras investigadoras. Ver los siguientes artículos publicados recientemente en Nature, en PNAS(1) y PNAS(2),o las concluisones extraídas de todos ellos y publicadas en el País el día 2 de febrero del presente año (ver aquí), para comprobar que algo falla.
Pensar que alguien pueda partir en inferioridad de condiciones tan solo por ser de un sexo u otro, o por tener uno u otro color de piel o simplemente por haber nacido en lugares difrentes, es algo que, a estas alturas, debería estar más que superado, pero que no es así. La labor para que estas ideas y prejuicios se desvanezcan y no progresen es una labor de todos en general, y creo, en mi modesta opinion que de la escuela en particular. Tenemos que enseñar a nuestros jóvenes que las diferencias no existen, que las mujeres y los hombres son igual de valiosos y capaces para realizar cualquier trabajo, y que, tanto niñas como niños pueden llegar tan lejos como sus capacidades, esfuerzo personal, sacrificio y gusto por hacer las cosas les permitan. Deben sentirse capaces de intentar cualquier cosa, saber que no hay "carreras de chicos" y "carreras de chicas" y deben asumir desde las edades más tempranas que ninguno es menos que otro por ser de uno u otro sexo, color, etc. Solo así, creciendo sin prejuicios, y colaborando, es como llegaremos a eliminar estas barreras que aún hoy existen.
Uno de los motivos para que estas creencias arraiguen parte de la escuela, intencionadamente o no... Son muchos los libros de texto en los que la presencia de la mujer es meramente testimonial o anecdótica. Así, mientras que todos mis alumnos de Biología conocen Albert Einstein o Newton (aún sin venir en su libro de Biología), Charles Darwin, Watson y Crick y muchísimos otros, solamente unos pocos conocen (ya me encargo yo) a Rosalind Franklin y a Lynn Margulis. Ninguno conoce a Hipatia, Mary Leakey, Marie Curie, Rachel Carson, Jean Goodall, Lisa Meitner, Margarita Salas o María Blasco, por poner sólo algunos ejemplos.
Es inconcebible que los libros de texto sigan estando huérfanos de nombres femeninos. No quiero decir con esto que se deban nombrar a las mujeres por el mero hecho de serlo y para sostener esa idea, estúpida a mi entender, de la paridad, tan de moda en otros ámbitos. Al que sea bueno, que se le reconozca, sea mujer u hombre.
Las mujeres han de aparecer y deben ser mencionadas por méritos propios en los libros que emplean nuestros alumnos. Lo merecen por haber contribuido a cambiar el mundo, por ayudar a ensanchar, cuando no a poner, las bases de la ciencia explicada en esos mismos libros que ahora las ignoran, desagradecidos.
El día 11 ya pasó, pero estas reflexiones deben permanecer. Si las investigadoras de la más alta talla mundial no aparecen en los libros de texto, somos nosotros, los profesores, los que debemos traerlas a las aulas, los que debemos dárselas a conocer a nuestros alumnos y alumnas, para que todos, y las niñas en particular, encuentren referentes femeninos, espejos en los que mirarse, ejemplos casi todas ellas de honestidad, de superación, de valentía, de esfuerzo y de tesón empleados para alcanzar sus logros.
Esta semana, apoyado y ayudado especialmente por mi compañero y Jefe de Departamento, José María García, otro entusiasta como yo, y por mis alumnos de 4º ESO de Cultura Científica, arranca en el IES Arca Real de Valladolid (centro en el que doy clases este año), una exposición con la que daré/mos el protagonismo que merecen a unas cuantas mujeres de ciencia. Son pocas, lo sé, pero es sólo el inicio. Dicha muestra irá creciendo, del mismo modo imparable en que avanza la ciencia, hecha por nuestras familiares, amigas y conocidas, o no, que día tras día trabajan por demostrar su valía y hacer de este un mundo mejor.
Aquí os dejo unas imágenes de cómo quedó montada la exposición en nuestro centro. Se puede ver tanto desde dentro como desde fuera, de modo que si alguno vivís cerca podéis acercaros a verla cuando queráis. No obstante, consciente de que no todos podréis acercaros, DEBAJO PODÉIS VER TAMBIÉN LAS INFOGRAFÍAS que elaboramos, para que la disfrutéis allá donde estéis, porque el conocimiento, como base del entendimiento y del progreso que es, no debe tener barreras.
Las mujeres han de aparecer y deben ser mencionadas por méritos propios en los libros que emplean nuestros alumnos. Lo merecen por haber contribuido a cambiar el mundo, por ayudar a ensanchar, cuando no a poner, las bases de la ciencia explicada en esos mismos libros que ahora las ignoran, desagradecidos.
El día 11 ya pasó, pero estas reflexiones deben permanecer. Si las investigadoras de la más alta talla mundial no aparecen en los libros de texto, somos nosotros, los profesores, los que debemos traerlas a las aulas, los que debemos dárselas a conocer a nuestros alumnos y alumnas, para que todos, y las niñas en particular, encuentren referentes femeninos, espejos en los que mirarse, ejemplos casi todas ellas de honestidad, de superación, de valentía, de esfuerzo y de tesón empleados para alcanzar sus logros.
Esta semana, apoyado y ayudado especialmente por mi compañero y Jefe de Departamento, José María García, otro entusiasta como yo, y por mis alumnos de 4º ESO de Cultura Científica, arranca en el IES Arca Real de Valladolid (centro en el que doy clases este año), una exposición con la que daré/mos el protagonismo que merecen a unas cuantas mujeres de ciencia. Son pocas, lo sé, pero es sólo el inicio. Dicha muestra irá creciendo, del mismo modo imparable en que avanza la ciencia, hecha por nuestras familiares, amigas y conocidas, o no, que día tras día trabajan por demostrar su valía y hacer de este un mundo mejor.
Aquí os dejo unas imágenes de cómo quedó montada la exposición en nuestro centro. Se puede ver tanto desde dentro como desde fuera, de modo que si alguno vivís cerca podéis acercaros a verla cuando queráis. No obstante, consciente de que no todos podréis acercaros, DEBAJO PODÉIS VER TAMBIÉN LAS INFOGRAFÍAS que elaboramos, para que la disfrutéis allá donde estéis, porque el conocimiento, como base del entendimiento y del progreso que es, no debe tener barreras.
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