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lunes, 23 de enero de 2017

¿SE PUEDE SER INFIEL POR NATURALEZA?


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No hace mucho, en una conversación con una persona (no revelaré su identidad por razones obvias que conoceréis a continuación) a quien la biología no le "gusta ni interesa nada" le solté una de mis frases de biólogo convencido: "La biología, como la ciencia de la vida que es, puede explicar cualquier cosa de cualquier organismo" por el mero hecho de serlo, se entiende. Entonces me dijo: "Si es así, ¿cómo explica la biología la infidelidad?" y me confesó que se consideraba "infiel por naturaleza", que lo había sido siempre, a todas sus parejas, y que lo seguiría siendo, a la actual, o a la/s futura/s", añadiendo un "no por eso no la/s quiero". Esa persona me dijo que le gustaba "la emoción de conocer a alguien nuevo". En aquel momento, sin mucha información ni conocimiento, le dije: "aunque no creo que sea una excusa, tiene una explicación biológica, ¡seguro!. Investigaré y te lo explico". Aunque no lo dije muy convencido, pues creo que quien es infiel es perfectamente consciente de ello y así lo decide.

Esta entrada es para esa persona, en un intento de contestar a su pregunta, y para todas aquellas que, infieles o no, sientan curiosidad sobre el tema, o simplemente busquen una explicación, o excusa de peso, para su comportamiento.

En mi análisis y búsqueda de información, como podréis imaginar, abundan los artículos relacionados con la psicología, y si bien a mi me interesaban mucho más los estrictamente  relacionados con la biología y la antropología, es inevitable e ineludible acudir a ellos. Aclaro también que toda la información consultada y trabajos citados hacen referencia a parejas heterosexuales.

Si se me permite la licencia, y aunque resulte un tanto extraño esta vez, como me pasa en muchas ocasiones, en que al leer o escribir sobre un tema relacionado con la biología, se agolpan y relacionan ideas en mi cabeza con hechos cotidianos y más o menos recientes de mi vida, salpicaré el texto con frases de Gabriel García Márquez perteneciente a uno de los últimos libros que leí, "EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA" y que, a mi entender, ilustran muy bien lo que aquí voy a contar. El libro narra una maravillosa y épica historia de amor y fidelidad ("53 años, 7 meses y once días con sus noches") de Florentino Ariza hacia Fermina Daza, un amor truncado de juventud, salpicada por infidelidades, unas verdaderas y otras no tanto, si atendemos a la definición que daré en el siguiente apartado.


¿QUÉ ENTENDEMOS POR INFIDELIDAD?


Generalmente entendemos por infidelidad "la relación que se da fuera de la pareja estable, que rompe el compromiso de lealtad sentimental contraído entre los miembros de la misma al traicionar la promesa de exclusividad (regla no escrita pero sobreentendida en las sociedades occidentales) hecha por cada uno de los miembros de amar solo a esa persona con la que se comparte la vida" (Baizan, 2009). Algunos autores también la definen como la falta de compromiso sexual y/o emocional entre los miembros de una pareja. Sea como fuere, lo que está claro es que puede ser tanto causa como consecuencia de un conflicto y generar la ruptura de la pareja.


Hablando en términos biológicos, lo que ocurre cuando se es infiel es que los hombres se comportan como poliginistas (mantener relaciones con más de una mujer), y las mujeres como poliandristas (mantener relaciones con más de un hombre), en una sociedad culturalmente monógama. 


¿MONOGAMIA O POLIGAMIA?: ORIGEN

Los Picapiedras. Fuente.
Según Christopher Ryan "nuestros antepasados ​​eran promiscuos, hipersexuales y no sentían ninguna vergüenza por ello". Esta idea de que nuestros antepasados eran polígamos "por naturaleza" es mantenida por otros muchos autores, pero podría presentar un problema de conceptos, un problema temporal, y es que, según el famoso antropólogo Irenäus Eibl-Eibesfeldt hay "buenas razones para suponer que el Homo sapiens nunca tuvo un carácter marcádamente promiscuo". Por tanto, cuando decimos antepasados, ¿a cuáles nos referimos? ¿A nuestros "abuelos" simios? ¿A los homínidos? ¿A los primeros H. sapiens?. Sea como fuere, y a pesar de las dudas temporales, creo que se está de acuerdo en que el hombre (como especie), originariamente, era promiscuo por naturaleza. Sin embargo, hoy día, sólo alrededor del 1% de las sociedades humanas conocidas etnográficamente permiten matrimonios poliándricos (una mujer con varios hombres), el 82% permite la poliginia (un hombre con varias mujeres) y el 17% restante sólo permite la monogamia.
A pesar de lo abrumador de los datos en favor de la poligamia, en la mayor parte de las sociedades poligínicas los matrimonios son monógamos. De estos datos podemos deducir por tanto que, como afirman Potts y Short el hombre es un animal de naturaleza polígama que se ha empeñado en ser monógamo lo que daría la razón a Freud cuando decía que “todos somos polígamos reprimidos” (aquí cada uno que haga examen de conciencia para darle o no la razón) por la sociedad en que vivimos, su cultura, educación, religión, etc.


Si originariamente éramos polígamos y actualmente somos, presuntamente, monógamos porque "la monogamia es obligada a lo largo del mundo occidental, pero la infidelidad es universal" según el biólogo evolucionista David P. Barash, la gran duda, es saber cuándo apareció la monogamia, y por qué.


Respecto a su origen algunos autores hablan de la importancia del grado de dimorfismo sexual humano: los machos son, de media, en torno a un 10 % más altos y 30 % más pesados que las hembras. Comparado con el de otros animales y su comportamiento sexual, estos valores, según los investigadores, nos clasificarían en el grupo de las especies con poliginia leve, vamos que, como especie, los hombres seríamos infieles, pero no mucho. Siguiendo este argumento, y basándose en el comienzo de la disminución de dicho dimorfismo sexual, hace casi 1,9 millones de años, los investigadores pretenden establecer el origen de la monogamia como comportamiento sexual. La disminución de este dimorfismo sexual, acompañada de la disminución del tamaño de los caninos, es importante en tanto en cuanto tendería a reducir el conflicto entre los miembros del grupo.

Varias han sido las ideas o escenarios contemplados hasta ahora para explicar la transición desde la poligamia a la monogamia en nuestra especie:

  1. La cría comunitaria: Al descender las tensiones y peleas entre machos, por las hembras, y tener cada uno la suya, se podría contar con otros miembros del grupo para aprovisionar y sacar adelante a la descendencia. Existiría un reparto más o menos igualitario de las tareas y los alimentos, cazados o recolectados, entre todos los miembros del grupo, que crecería y podría competir mejor con otros. Según Desmon Morris, "si se esperaba que los hombres más débiles cooperaran en la cacería, tenían que tener más derechos reproductivos. Las hembras tendrían que ser más repartidas, la organización sexual más democrática, menos tiránica. ... Además, los varones estaban ahora armados con armas mortales y las rivalidades sexuales serían mucho más peligrosas: una vez más, una buena razón para que cada macho se sienta satisfecho con una hembra".
  2. Cuidados parentales: Los dos miembros de la pareja defendiendo y encargándose del aprovisionamiento de las crías lo harían de manera más eficaz que si fuese uno sólo (la hembra) el que tuviese que hacerlo. 
  3. Proporcionar alimento para aparearse: Los machos menos dotados físicamente, o de rangos inferiores, basarían su estrategia para conseguir hembras en abastecerlas de alimentos, decantándose, evidentemente, por aquellas que mostrasen una mayor fidelidad. Tendría así una importancia crucial la elección femenina.
Otros autores, como Ryan, sugieren que la propiedad y la civilización impulsaron la necesidad de la monogamia, y describe el efecto de la agricultura sobre nuestra naturaleza sexual manifestando que "la tierra podría ahora ser poseída y transmitida por generaciones. La comida que había sido cazada y recogida ahora tenía que ser sembrada, tendida, cosechada, almacenada, defendida, comprada y vendida. Se debían construir y reforzar cercas, muros y sistemas de riego; Los ejércitos para defenderlo todo tenían que ser criados, alimentados y controlados. Debido a la propiedad privada, por primera vez en la historia de nuestra especie, la paternidad se convirtió en una preocupación crucial ".


Sea como fuere dentro de las teorías que tratan de explicar el porqué de la aparición y mantenimiento de la monogamia, tiene gran peso la idea de que el cambio se estableció socialmente, no biológicamente ni psicológicamente, destacando la necesidad de sacar adelante a la descendencia, con la ayuda tanto de los miembros de la pareja como de sus parientes y el grupo en general.

¿DATOS OBJETIVOS?


Fuente.
Alrededor del 5% de todas las especies de mamíferos son monógamas. Entre los primates la cifra es del 15%. Se conoce que, en aves, del 10% al 60% de la descendencia no son engendrados por la pareja o compañero social de la pájara madre (¡tenía que ponerlo!). En el caso del ser humano, analizando 17 estudios diferentes llevados a cabo entre 1950 y 2004 el profesor Mark Bellis, de Liverpool, y su equipo hallaron que el porcentaje de hombres engañados variaba, en dichos estudios, del 1 al 30%. Ellos estimaron que el porcentaje real de hombres engañados es menor del 10% y que la media está en el 3,7%, es decir, 1 hombre de cada 25, podría no ser el padre biológico de "sus hijos". Sin embargo, estudios llevados a cabo recientemente en distintos países sitúan estos valores en torno al 1%-2%.

Según la encuesta Tendencia del adulterio en España, realizada en 2014 por el Instituto IPSOS, el 26% de mujeres y el 35% de hombres españoles reconocen haber sido infieles en alguna ocasión.

Estudios más amplios muestran que en las sociedades occidentales, más del 50% de las personas casadas han estado involucradas en una infidelidad, algo que cada vez parece más fácil con la aparición de diferentes aplicaciones móviles y empresas dedicadas a facilitar encuentros entre personas que desean tener una relación extraconyugal, y a borrar el rastro o fabricar coartadas para que los infieles no sean descubiertos por sus parejas. Como en todo, si hay tanta oferta es porque hay demanda.

¿POR QUÉ SER INFIEL? 

La mayoría de las personas que decide mantener una relación estable de pareja, ya sea a través del matrimonio, noviazgo o convivencia tienen la expectativa de que sus necesidades emocionales y sexuales serán satisfechas plenamente por su pareja. Cuando estas expectativas no se cumplen, muchos cometen infidelidad como fórmula para encontrar ese PLACER deseado o perdido, ya sea físico, emocional, o ambos. 
Desde el punto de vista púramente físico, más común entre los hombres, las personas infieles manifiestan encontrar variedad, excitación y satisfacción sexual, sensaciones novedosas, alejadas de la rutina en que puede caer una pareja después de mucho tiempo de convivencia. Desde el punto de vista emocional, cuestión predominante en las mujeres, tener un amante hace que se sientan atractivas, especiales, valoradas y deseadas.

 SER INFIEL ¿CUESTIÓN DE SEXOS?

Los hombres son infieles por mera atracción sexual, mientras que las mujeres lo son por carencias emocionales. Fuente.
 A tenor de los estudios, mantener y conservar una pareja estable a largo plazo, entendiendo que la infidelidad es uno de los principales motivos que la hacen fracasar, es más complicado de lo que parece. En su contra juega el hecho de que cualquiera puede sentirse atraído físicamente por otro, y llegar a mantener relaciones con él/ella, o sentir atracción por alguien que podría hacernos la vida más fácil y con quien podríamos vivir mejor (por su estatus social o económico).

Con ello en mente, y a pesar de los peligros de generalizar, las infidelidades suelen producirse cuando la pareja está en crisis, siendo el desencadenante o resultado del proceso de separación, y haciéndolo aún más difícil, por no hablar de la depresión clínica que pueden sufrir las personas engañadas y que, producto de la traición llenan actualmente las consultas de los psicólogos, intentando recuperar la autoestima perdida. En estudios llevados a cabo en los años 90 se halló que en 160 sociedades distintas la infidelidad era la causa principal de separación o divorcio.


Se han hallado razones comunes en ambos sexos para ser infiel (seguramente haya muchas más), no necesariamente en el orden en que las presento:
  1. Venganza por la infidelidad del otro. Lo que viene siendo pagar con la misma moneda.
  2. Enfado, ira o discusión con la pareja (no necesariamente motivado por una infidelidad de esta)
  3. La curiosidad de vivir una experiencia diferente.
  4. Atracción o amor por otro en particular.
  5. Comprobar que la pareja ya no es lo que necesita.
  6. Búsqueda de satisfacción sexual o social haciendo realidad fantasías que con su pareja no son o cree posibles.
  7. Intento desesperado de salvar la relación, provocando los celos del otro (creo que es la que menos entiendo).

  


Como dije anteriormente, no podemos generalizar, no hay ni una forma ni un motivo únicos que la originen. Del mismo modo las situaciones que desencadenan este comportamiento son muy diferentes en cada pareja, y es que lo mismo ocurre de manera repetida y reiterada, que de manera esporádica o transitoria.  

Las causas de la infidelidad son múliples. Fuente.

  

INFIDELIDAD EN MUJERES


Contradiciendo la creencia popular, las mujeres no son menos infieles que los hombres, y los valores se han demostrado casi iguales. Incluso algunas investigaciones recientes han observado un notable aumento de las relaciones extraconyugales por parte de las mujeres. No obstante, y siempre según los estudios, no sabemos con certeza las cifras de mujeres infieles por dos motivos fundamentales: 

  1. La infidelidad femenina está mucho peor vista en la sociedad que la del hombre: mientras que ellos son considerados unos "machotes" por estar con más mujeres, ellas son consideradas "putas" y estigmatizadas y denigradas por estar con más hombres. 
  2. Las mujeres son más "cuidadosas" a la hora de llevar a cabo relaciones extraconyugales: al contrario que los hombres que, como en el parchís, comen una y cuentan veinte, las mujeres no lo publicitan ni son "descubiertas" con tanta facilidad, en parte por el motivo citado en el punto anterior.

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Los estudios muetran que el motivo o cuestión predominante por el que las mujeres deciden cometer un infidelidad es, mayoritariamente emocinal al no sentirse valoradas, queridas, cuidadas y/o deseadas por sus compañeros sentimentales.

La biología ha identificado una serie de beneficios potenciales para una hembra infiel, beneficios que pueden variar entre especies e incluso entre individuos, en función de sus circunstancias "personales". Los principales beneficios para una hembra infiel, reconocidos hasta el momento son:
  1. Aumentar la variedad genética de su descendencia, base de la evolución por selección natural
  2. Obtener genes más deseables para su descendencia que los proporcionados por su pareja social. Estos genes favorecerán la supervivencia de la prole.
  3. Obtener recursos adicionales, especialmente alimentos, de sus "amantes". Son muchas las aves en las que la hembra vive con varios machos que, por no saber si los pollos son suyos y no del vecino, abastecen a estos de comida mientras que la madre se dedica a otros quehaceres.
  4.  Obtener una especie de "seguro contra el infanticidio" al inducir a otros machos a comportarse como si fuesen los padres de la descendencia de las hembras, aún sin estar seguros de ello.
  5.  Mejorar su estatus social al estar con un hombre o macho más dominante que su pareja actual. Un estudio de la conducta sexual en la China moderna encontró que las mujeres cuyos maridos tenían ingresos económicos inferiores a la media eran más propensas a tener relaciones sexuales extraconyugales.
  6. Explorar el potencial de cambiar de una pareja menos deseable o atractiva a otra que lo es más.
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 Como vemos, los beneficios son importantes, pero también lo son las consecuencia, y es que la infidelidad puede generar un sentimiento de culpa en quien la comete, y frustración, sentimiento de rechazado y traición por aquel al que le han sido infiel. En la especie humana, es además sobrada y tristemente conocida la violencia ejercida en ocasiones por el hombre (aunque no exclusiva), sobre la mujer, cuando conoce una infidelidad por parte de la misma, y conocida es también la violencia ejercida por el "marido" sobre el/los "amante/s". Entre los mamíferos y aves de otras especies es habitual la violencia entre machos cuando uno intenta quitarle o acceder a la/s pareja/s de otro. Sin embargo, es más común que el macho abandone a su infiel pareja y los hijos bastardos, con el consiguiente y potencial peligro para su supervivencia, necesitados casi siempre del aporte de alimento y protección de ambos progenitores. 

No seré yo el que lo afirme, pero ya hay investigadores que sospechan, basándose en estas observaciones, del efecto ejercido por el adulterio sobre el divorcio y la manutención de los hijos en el ser humano, si bien no está demostrado.

Un aspecto muy interesante acerca del comportamiento infiel de las mujeres, y del que se deducen varios de los puntos mencionados anteriormente, lo aportan los estudios que sugieren que estas presentan lo que se conoce como"estrategia de doble apareamiento", a corto y a largo plazo. En palabras sencillas significa que a las mujeres (especialmente cuando ovulan y su predisposición a mantener relaciones sexuales es mayor) le interesan los chicos u hombres atractivos físicamente, sexys, los "malotes" de toda la vida y supuestos poseedores de buenos genes, a corto plazo, y los hombres "serios y formales" con la capacidad y predisposición para invertir en la progenie, en el largo plazo. 




A mis alumnos siempre les hablo de los estudios en los que las mujeres cuando son más fértiles prefieren imágenes, sonidos e incluso olores procedentes de hombres con mayor nivel de testosterona (la hormona sexual principal masculina. En los hombres, la testosterona juega un papel clave en el desarrollo de los tejidos reproductivos masculinos como los testículos y la próstata) y mayor simetría corporal, asociada a la belleza y, por lo tanto con "mejores genes". Os podréis imaginar que el solo hecho de pensar en mujeres oliendo camisetas sudadas por hombres, les causa cierto asco y rechazo que se transforma en algarabía que después he de controlar. Aún así, merece la pena ese ratito de relajación, ¡jajaja!. El análisis de esos comportamientos de rechazo o tolerancia o atracción a distintos olores y fluidos corporales, en según qué situaciones, daría para otra entrada, pero hoy no me detendré a analizarlo.


Fuente.

Centrándonos en el nivel de estudios o académico, son varios los estudios que muestran cómo las mujeres jóvenes con alto nivel académico, afirman que son más proclives a cometer una infidelidad y tener un mayor número de parejas por decisión personal, y no por venganza. Este cambio y aumento del número de infidelidades en los jóvenes es achacado a cambios culturales, sociales y religiosos.

Si los factores analizados son económicos, estudios interculturales señalan que las sociedades en las que las mujeres obtienen la mayor parte de su sustento de sus familiares, en lugar de sus maridos, son más propensas a tener relaciones extramaritales y también son más propensas al divorcio, disminuyendo estas actuaciones en caso contrario.

INFIDELIDAD EN HOMBRES 


Como ya mencioné anteriormente, el número de infidelidades masculinas es similar al de las femeninas, al contrario de lo pensado habitualmente.




Fuente.

Si en el caso de las mujeres predominan las infidelidades por venganza o por aumentar el estatus social, las causas de la infidelidad masculina, se deben casi de manera exclusiva a eventos de tipo biológico. Dicho en otras palabras, el hombre tiende a cometer infidelidades basándose en la atracción sexual por otras mujeres. El elevado número de espermatozoides producidos por el hombre y su necesidad de aparearse con más hembras con el fin de dejar más descendencia y perpetuar sus genes, favoreciendo la supervivencia y conservación de la especie, es el motivo principal al que se hace referencia cuando de justificar la infidelidad masculina se trata.

Fuente.

FIDELIDAD, INFIDELIDAD Y HORMONAS


Tanto hombres como mujeres, al establecer una relación de pareja son sometidos al dominio del sistema endocrino, conjunto de órganos que establecen un control y regulación de algunas funciones corporales a través de hormonas. A estas alturas podemos decir que el amor, y la fidelidad que lo acompaña, depende de algunas de estas hormonas, que ya mencioné en un post anterior y que podéis leer aquí, pero que intentaré resumir a continuación, pues está íntimamente con el tema que hoy nos atañe.


Cerebro enamorado. Fuente.


HORMONAS DEL AMOR O FIDELIDAD


Que el enamoriento es química es algo sabido ya, y que es algo realmente bonito también. Cuando decimos química, nos referimos a una serie de sustancias, hormonas, producidas por nuestro cuerpo que nos mantienen unidos a la persona amada. Básicamente hablamos de oxitócina, dopamina, serotonina y noradrenalina.

Química del amor

  • OXITOCINA

La hormona de los abrazos: La oxitocina es generada por el hipotálamo, parte del encéfalo situada en la base del cerebro.

Es la encargada de que te pegues a tu pareja como una lapa, de crear ese vínculo de confianza (que se rompe con la infidelidad) hacia la misma. Cuanta más oxitocina se libere más unido te encontrarás a esa persona. Actúa "cambiando las conexiones" de los miles de millones de circuitos neuronales y contribuye a la liberación de transmisores como la dopamina, la noradrenalina (norepirefrina) o la serotonina. Estos transmisores contribuyen a llenar el cerebro de feniletilamina, compuesto químico de la familia de las anfetaminas (sí de las drogas), que permanece en el cerebro unos 4 años, tiempo en el cual ya se supone que se pierde el enamoramiento y la unión a la pareja es más de tipo afectivo. Es frecuente, sin embargo, que tras este tiempo, cada uno de los miembros de la relación sienta el impulso o necesidad de buscar un nuevo acompañante o una nueva pareja sexual. 



 La secreción de oxitocina se incrementa significativamente durante el orgasmo, en el momento del parto o cuando la madre da el pecho a su hijo, creando el apego madre-hijo. Lo mismo ocurre en los padres primerizos. Así, cuando una pareja ha tenido un hijo, los estudios indican que durante los cuatro primeros años de vida, la relación funcionará bien debido a la dependencia del hijo hacia sus progenitores y el interés de estos por protegerle. Podemos decir entonces que son más fieles y dedican más tiempo al cuidado y educación de la descendencia, algo que es, sin duda, adaptativamente ventajoso para ambos.


Oxitocina. Fuente.


Otra de las acciones de la oxitocina a favor de la fidelidad, se extrae de un estudio realizado en 2012 y que me resulta especialmente curioso. Según este, la oxitocina puede ayudar a promover la fidelidad dentro de las relaciones porque "cuando la liberación de oxitocina es estimulada durante una relación monógama, también puede promover su mantenimiento (el de la fidelidad) haciendo que los hombres eviten mostrar un interés romántico hacia otras mujeres a través de un acercamiento durante encuentros sociales." Vamos, que los hombres, en diferentes encuentros o reuniones sociales, mantenían las distancias con otras mujeres que no fueran su pareja, especialmente si eran atractivas. Señalar que en dicho estudio la oxitocina era administrada vía nasal, lo que me hace pensar, y estoy divagando, que quizá se abre la puerta a la posible comercialización de inhaladores o sprays con oxitocina para que las mujeres pudiesen administrárselo a sus parejas, no sé... ¿antes de la cena de empresa, por ejemplo?.

Los efectos de la oxitocina sobre la monogamia masculina, no obstante, dependerán del vínculo con sus parejas femeninas y el contacto físico entre ellos, ya que se sabe que tras una asociación sexual prolongada (semanas, meses e incluso años), las células cerebrales masculinas podrían llegar a acostumbrarse a su presencia, saturarse de neurotransmisores (las sustancias químicas que comunican unas neuronas con otras) o no verse afectados por ellos, perdiendo así su efecto y hacer a los hombres potencialmente más propensos a la infidelidad.

  • SEROTONINA

Es el neurotransmisor responsable de que te sientas bien, feliz, alegre, optimista, entusiasta. Aleja los malos rollos, la ira y la agresividad. Vamos, que te sube la autoestima, importante siempre a la hora de buscar y mantener una pareja. Niveles bajos de serotonina provocan la depresión y la obsesión (síntomas del desamor).
El ejercicio, la risa, los pensamientos agradables, hacer cosas que te gustan y conseguir respeto también incrementan sus valores, mientras que, por el contrario los pensamientos desagradables, las malas noticias, hablar de cosas tristes o enfadarse, inhiben completamente la activación de la serotonina.

El respeto, ganado a base de golpes, se traduce en dominancia en el mundo animal, y la dominancia se traduce en más oportunidades de apareamiento y, por consiguiente, más descendencia. En el tema que nos atañe, está comprobado que atraer o gustar a una persona hace que te sientas bien, te sube la moral, sobre todo si esa persona es atractiva o goza de buen estatus social o económico. El problema es que, como se suele decir, cuanto más tienes más quieres, y el sentirse bien y respetado crea adicción, y la adicción hace que nuestro cerebro demande más serotonina. Esto se traduce en que algunas personas busquen más afecto de sus seres queridos, mientras que otras constantemente buscan parejas o amantes, quizá de mayor estatus, para conseguir su dosis de serotonina.

  • DOPAMINA

Es un neurotransmisor implicado en el sistema de recompensa y está relacionado con el placer y con el amor, pero también con el uso de los juegos de azar o drogas. La euforia y energía que experimentamos al enamorarnos se los debemos a ella y es por ella también que mantenemos relaciones sexuales, comemos y hacemos cosas que nos permiten sobrevivir. Ni que decir tiene que cuando el placer/oxitocina, desaparece, aparecen el mono y la obsesión, por la persona amada en el caso del amor.
  •  NORADRENALINA

¿Has conocido a alguien, te has puesto colorado/a, tu corazón se acelera, no sabes qué decir, la presión sanguínea sube, te cuesta respirar y te sudan las palmas de las manos? Échale la culpa a ella, te has enamorado y te ha dado una dosis extra de adrenalina natural. Induce la euforia en el cerebro, cerebro que evolucionó para maximizar la reproducción, y los neuroquímicos de la felicidad evolucionaron para promover conductas reproductivas. Por lo tanto, la selección natural ha creado un cerebro con sustancias químicas felices para que recompensen el comportamiento reproductivo que, a su vez, permitirá perpetuar la especie.

HORMONAS DE LA INFIDELIDAD


Si la oxitocina, la serotonina, la dopamina y la noradrenalina se asocian al amor (y al desamor cuando sus niveles se reducen), la testosterona y el cortisol (la hormona del estrés) han sido asociadas a las conduntas poco éticas, vease la infidelidad, en nuestra sociedad. Grosso modo, estudios recientes demuestran que cuando una persona ve la oportunidad llevar a cabo un comportamiento poco ético (vease infidelidad, fraude...), se incrementa la producción de ambas hormonas, de modo que los tramposos e infieles presentan mayores concentraciones de ambas hormonas, aunque con efectos distintos:
  • CORTISOL y TESTOSTERONA

El CORTISOL provoca ansiedad, quizá el miedo a dar el paso hacia algo que se sabe o reconoce que está mal, mientras que la TESTOSTERONA reduce el miedo a represalias, lo que hace que el futuro tramposo o infiel sea más valiente (el que la hace una vez repite. “La difícil es la primera” suelen decir los infieles).

 







Lo más curioso, es que algunos estudios muestran que, tras el engaño, la concentración de estas hormonas disminuye, con la consiguiente desaparición de la ansiedad, y lo que para mí es más importante aún, la activación del centro de recompensa del cerebro abriendo la posibilidad de volver a repetir el engaño. Según los autores de uno de estos estudios "La reducción del estrés está acompañada por un poderoso estímulo de los centros de recompensa en el cerebro, por lo que estos cambios psicológicos-fisiológicos tienen la desafortunada consecuencia de reforzar el comportamiento poco ético". Sería algo así como: “Me ha gustado y no me pillaron, ¡qué bueno/ soy, volvería a repetirlo!”.

INFIDELIDAD ¿GENÉTICA?


¿Es posible ser genéticamente infiel?, es decir, ¿existe el gen de la infidelidad?. En caso de que así sea, ¿es el mismo para hombres que para mujeres? Si la respuesta a estas preguntas fuese afirmativa, los infieles tendrían una excusa casi perfecta, aunque no sé si aceptable, por sus parejas o ante un juez, para justificar sus deslices extraconyugales. Es por ello que antes de responderlas creo necesario hacer unas aclaraciones previas.

Los genes, como sabemos, son fragmentos de ADN que se encuentran en el interior de las células y que portan la información que regulan tanto nuestro aspecto físico, como las enfermedades o adicciones que pudiéramos padecer, e incluso nuestro carácter. Esto es, si seremos más o menos altos, inteligentes, morenos, ariscos, simpáticos, osados etc. No obstante, el hecho de poseer un gen que determine un carácter, por ejemplo que nuestra complexión sea delgada, no significa que vayamos a serlo, sino que tenemos más predisposición a ello ya que, además de los genes, estamos influenciados por el medio. Esto es lo que solemos explicar en clase como FENOTIPO (carácter) = GENOTIPO (genes) + AMBIENTE. Siguiendo con nuestro ejemplo significaría que, si te hartas a comer donuts, tu alimentación es rica en grasas y tu nivel de actividad física es casi nulo, tendrás sobrepeso casi con total seguridad, por más que tus genes indiquen lo contrario.

Si la explicación se refiriese a la infidelidad, diríamos que INFIDELIDAD = GENES (que inducen a ella) + AMBIENTE (cultura, religión, moral, educación...). Concluimos y repito, por tanto, que la existencia de un/os gen/es indicarán, únicamente, una mayor predisposición genética a manifestar el carácter o comportamiento controlado por el mismo, no a su existencia.
Aclarados estos conceptos, ¡vamos al grano!.

¿EXISTE UN GEN DE LA INFIDELIDAD?


A estas alturas, podemos decir que existen un conjunto de factores genéticos que parecen predisponer al ser humano a ser infiel y, que como veremos, están muy relacionados con el sistema endocrino y algunas de las hormonas mencionadas anteriormente, en tanto en cuanto regulan o participan en la producción de las mismas. Estos factores serían una variante o alteración del gen receptor de dopamina (DRD4). Este gen se halla en el cromosoma 11 y lo poseen todas las personas, aunque los individuos varían en la cantidad de veces que se repite este gen: de 2 a 11. Variantes de este gen se han asociado con personalidades que asumen riesgos, sea de la índole que sea y, en nuestro caso, parece participar en la motivación para ser promiscuos o cometer infidelidad. Algunas personas infieles manifiestan, incluso, sentir más placer por el riesgo de ser descubiertas que por el propio hecho de cometer la infidelidad.
 

Según un estudio, “las personas con 7 o más repeticiones de DRD4 resultan ser más propensas a mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Sin embargo, los autores insisten en que "no es un gen de la infidelidad" (se estropeó la coartada) y según ellos ni siquiera significa que los individuos con múltiples repeticiones de DRD4 “tengan necesariamente un mayor impulso sexual, o una propensión genética a mantener encuentros sexuales extramatrimoniales como tales” sino que “más bien sienten la emoción de la novedad”, ya mencionada anteriormente como detonante de la infidelidad.

¿Existe algún gen de la infidelidad femenina?




Un estudio publicado en 2015 en la revista científica Evolution and Human Behaviour, demostró que existiría un “gen de la fidelidad femenino”, el AVPR1A, gen que induciría a tener un comportamiento monógamo y que concedería, por tanto, una base genética para este comportamiento, como ya se ha demostrado en otros animales. En el mismo estudio, se demuestra además cómo las mujeres que tenían variantes (alteraciones) del gen AVPR1A eran más promiscuas e infieles, cosa que no ocurría con los hombres. Por tanto, podríamos concluir que, como es lógico pensar, una variación del "gen de la fidelidad", lo convertiría en el "gen de la infidelidad", femenina en este caso.

Dicho estudio fue llevado a cabo con casi 7400 gemelos (tienen el mismo ADN, son clones) y mellizos finlandeses, concluyendo que el 6,4% de las mujeres y el 9,8% de los hombres contaron que habían tenido un affaire con dos o más compañeros/as sexuales en el último año. La conclusión fue que el 40% de este tipo de comportamientos promiscuos en las mujeres (no en los hombres) podía atribuirse a sus genes, por lo que ellas sí podrían tener una “excusa científica” para justificar tales hechos, si bien, como hemos ido viendo, los factores que llevan a una persona, hombre o mujer, a ser infiel, son muchos y variados, y difícilmente controlados por un único gen.


En general, las personas que presentan mayor preferencia por mantener una pareja estable tienen los niveles de dopamina, oxitocina y vasopresina aumentados, y es en esta última en la que nos vamos a fijar ahora, puesto que el gen AVPR1A es conocido también como el gen de la hormona vasopresina.


Efectos de la Oxitocina y Vasopresina en la unión de una pareja. Fuente.

Dicha homona, aparte de regular el balance de agua corporal y el flujo de la orina, juega un papel importante en la unión sexual, la empatía y la confianza, por lo que el hecho de que sus variantes se relacionen con la infidelidad sería algo perfectamente razonable. Esta vasopresina, sin embargo, desempeña un papel más relevante en el cerebro masculino que en el femenino.


¿Qué pasa con los hombres? ¿Hay un gen de la infidelidad masculina?


Al igual que ocurre en la mujeres, un trabajo anterior, publicado en 2008 por científicos suecos en la revista Proceedings of the National Academy of Science, mostró que existe una variante del gen AVPR1A, la RS334, que podría hacer más infieles a los hombres. La conexión entre hombre y mujeres aparecer en tanto en cuanto la función de dicho gen es formar un receptor para la vasopresina, hormona de la que acabamos de hablar.


En el estudio, llevado a cabo con 1.100 personas (552 pares de gemelos suecos y sus correspondientes parejas o esposas), que mantenían una relación de matrimonio o convivencia de al menos 5 años con sus parejas, los hombres con esta variante 334 duplicaban la probabilidad de haber sufrido una crisis en su matrimonio o relación de pareja en el último año. Además, las parejas (mujeres) de los hombres que poseían una o dos copias de la variante de este gen RS334 decían sentirse menos satisfechas de su relación con sus compañeros sentimentales, en contraposición con las mujeres cuyas parejas no presentaban la variante RS334. Esta opinión coincidía con la de sus maridos o novios, quienes -2 de cada 5- afirmaron sentirse menos unidos a sus compañeras y menos capaces de asumir compromisos mayores con ellas.


Esta insatisfacción mutua se incrementaba además en función del número de copias de ese gen, de modo que "los hombres 'dotados' con dos copias del alelo 334 afirmaban haber tenido más crisis en su vida de pareja y sus esposas manifestaron estar más insatisfechas."


A pesar de estos resultados, los autores de dicho estudio señalaron que los hombres que presentan esta variante genética "no significa necesariamente que estén menos capacitados para el amor, sino que se trata más bien de una limitación en la capacidad social" y el hecho de presentarla no significa necesariamente que estos hombres vayan a fracasar en sus relaciones de pareja, sino que, como ya dije anteriormente, serían genéticamente más propensos a ello, así como a cometer una infidelidad, hecho que, sin duda, contribuirá a dicho fracaso.

RESUMEN y CONSEJO

  1. RESUMEN

  • El ser humano, es infiel desde el punto de vista biológico, pero la evolución nos ha conducido a una vida en pareja como el mecanismo más eficaz para el cuidado y desarrollo de la descendencia.
  • Las causas de la infidelidad no pueden atribuirse única y exclusivamente a la biología, veanse nuestros genes o la concentración de determinadas hormonas. Aún así, hay genes que predisponen a cometer infidelidad tanto en hombres como en mujeres, y hormonas que contribuyen a ello, y a lo contrario.
  • El hecho de poseer dichos genes NO ES UNA EXCUSA para ser infiel, en tanto en cuanto no implican que la persona tenga que serlo irremediablemente, sino que tiene una mayor predisposición a ello, predisposición sobre la que influyen muchos otros factores psicosociales (culturales, sociales, religiosos...) que también actúan y que, por lo general, no lo hacen "en favor" de estos genes.
  • El amor está influenciado por las creencias y los valores, mientras que el enamoramiento consiste en una serie de reacciones químicas ocurridas en nuestro cerebro, que nos hacen idealizar la persona que queremos en ese momento y ver únicamente sus virtudes, minimizando sus defectos. 

   2. CONSEJO


El enamoramiento no es eterno. Con el tiempo el cerebro se acostumbra y habitúa a las sustancias químicas que lo generan, por lo que cuanto antes asumas que el efecto de las hormonas desaparece con el tiempo y nunca volverás a estar igual de enamorado/a de tu pareja como al principio, más feliz serás. Por lo tanto, nunca le seas infiel o termines la relación porque ya no sientes lo mismo, pues es lo normal. Para evitar la tentación, cuando esto ocurra deberíais de tener la rutina a raya y haber creado un vínculo suficientemente fuerte entre vosotros, como para que la relación funcione y no perder a esa persona que tan feliz te hizo durante todo ese tiempo.

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 ENTRADAS RELACIONADAS: ¿Qué es el amor? Respuestas desde la Biología

 

Para saber más:


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- Herlihy D. (1995). Biology and History: The Triumph of Monogamy. J. Interdisciplinary History. 25(4): 571-83.

- Potts, M. and Short, R. (1999). Ever since Adam and Eve: The Evolution of Human Sexuality. Cambridge University Press.

- Bellis, M. A. et al. (2005) Measuring paternal discrepancy and its public health consequences. J Epidemiol Community Health 59: 749–754. doi: 10.1136/jech.2005.036517

- Walun, H. et al (2008). Genetic variation in the vasopressin receptor 1a gene (AVPR1A) associates with pair-bonding behavior in humans. Proc Natl Acad Sci U S A. 105(37): 14153–14156

- Baizan, B. (2009). Infidelidad una ruta de salida. México: Trillas Hormones and ethics: Understanding the biological basis of unethical conduct

- Dixson, A.F. (2009). Sexual selection and the origins of human mating systems . Oxford University Press.

- Irenäus Eibl-Eibesfeldt (2009). Human ethology. Segunda reimpresión

- Ryan, Christopher, and Cacilda Jethá. Sex at Dawn: The Prehistoric Origins of Modern Sexuality. New York: Harper, 2010. Print.

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- Malcolm, M. D. and Anthon, E. (2013). When one wife is enough: a cross-cultural study of the determinants of monogamy. Journal of Social, Evolutionary, and Cultural Psycholog. 7(3), 211-238. http://psycnet.apa.org/journals/ebs/7/3/211.pdf.

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- Lee, J. J. et al. (2015) Hormones and ethics: Understanding the biological basis of unethical conduct. Journal of Experimental Psychology. General 2015, 144 (5): 891-7 (https://www.readbyqxmd.com/read/26214164/hormones-and-ethics-understanding-the-biological-basis-of-unethical-conduct)

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- David P. Barash 2016. Out of Eden: The Surprissing Consequences of Polygamy 1st Edition OXFORD unIVERSITY press. En el siguiente enlace podéis leer un fragmento:

- http://www.redalyc.org/pdf/2332/233216361004.pdf

- http://cienciaybiologia.com/encontrar-pareja-perfecta-estrategia-evolutiva/?utm_source=twitter&utm_medium=evergreen_post_tweeter&utm_campaign=website

2 comentarios:

  1. Muy buena esta entrada! Súper interesante para tus alumnos y muy bien explicadito para todo aquel ajeno a la biología. Me ha encantado! Andaaaa... hazte una versión en suecoooo... jajajjaja

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    1. Hola Martushka, yo con lo del sueco...me hago el sueco!! jajaja!! Yal vez tú puedas ayudarme en eso, ¡jejeje! Un besote

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