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viernes, 19 de julio de 2019

PEZ-ALUNIZAJE: Mola mola


Intento de "PezAlunizaje".


El pasado día 16 de julio de 2019 se cumplían los 50 años del inicio dela misión "Apolo 11" que llevaría al hombre a la Luna, un hito gracias al cual los EEUU se impusieron en su carrera espacial a la Unión Soviética, pues lograr que unos hombres pasearan por la Luna, y volvieran, era algo que superaba, con creces, todos los logros soviéticos hasta ese momento, que no eran pocos. Para muestra dos ejemplos: Yuri Gagarin, el primer cosmonauta que entró en órbita, era ruso, y lo hizo el 12 de abril de 1961. Dos años después lo haría la primera mujer en el espacio, Valentina Tereshkova, también rusa.

 Escena de la película "Apollo 11"
Que la llegada a la Luna es un hecho histórico que cambió nuestra vida para siempre y que nos hace volver la vista atrás pensando en el enorme valor de aquellos hombres es algo irrebatible, y por ello ha de ser celebrado. ¡¡Lo que hubiera dado yo, pobre mortal, (y creo que cualquiera) por ser Neil Armstrong en el momento de poner el pie sobre la superficie de nuestro satélite el 20 de julio de 1969!!.


Para celebrar el quincuagésimo aniversario de este "gran paso para la humanidad", os traigo un artículo sobre el pez Luna (Mola mola L.), animal digno de admiración, al igual que nuestro satélite, del que toma el nombre. A mí, personalmente, me inspira cierta ternura. ¡Espero que os guste!

PEZ LUNA (Mola mola L. 1758)


El pez luna (Mola mola L.) es el pez óseo más grande del mundo (el más pesado) y, sin embargo, me atrevería a decir que poca gente lo conoce.

Habita en aguas tropicales y templadas a lo largo de todo el planeta.


Posible distribución de M. mola. Fuente.


Pertenece al orden de los Tetraodontiformes, el mismo que incluye a los peces globo, los peces erizo, peces ballesta o pez caja, entre otros, si bien aún hay discusiones sobre las posiciones taxonómicas y la relación entre algunas de estas especies. Dentro de los Tetraodontiformes encontramos el género Mola (Fam. Molidae), del que se conocen tres especies, una de ellas nombrada muy recientemente, en 2017:

  • Mola mola (Linnaeus, 1758) - pez luna
  • Mola ramsayi (Giglioli, 1883)
  • Mola tecta (Nyegaard et al., 2017)

 Formas generalizadas y escalas de adultos de Mola alexandrini sinónimo de M. ramsayi, Mola mola, y Mola tecta. Fuente.


Su nombre científico, Mola, proviene del latín y significa “muela”, “piedra de molino”, por su color gris, cuerpo redondeado y textura áspera. Este aspecto también ha contribuido a que se le conozca como "pez luna" en casi todos los idiomas, excepto el inglés, que lo "sube de nivel" y, sin abandonar los astros, le llama sunfish "pez sol", por algo que aclararé más adelante.

Hasta hace pocos años, apenas se conocía nada sobre este enorme pez, pero recientemente, gracias a las técnicas de seguimiento por satélite, entre otras, se han multiplicado los estudios sobre su biología y ecología. Intentaré resumirlos hoy aquí.

MORFOLOGÍA Y ANATOMÍA

El color de los ejemplares adultos va del marrón al gris plateado o blanco y está cubierto de manchas irregulares de color claro, que podrían recordar a los cráteres lunares.


Como en muchos otros peces, la coloración suele ser más oscura en la parte dorsal, y más clara en la parte ventral, lo que le sirve como una forma de camuflaje. Cuando es atacado, M. mola tiene la capacidad de oscurecer su piel. Piel que, por cierto, presenta una mucosidad y está cubierta de dentículos que le dan una textura áspera, como de lija, al igual que la de algunos tiburones. Externamente no se observan escamas ni línea lateral aparente.





Como dije ya, se trata del pez óseo más pesado del mundo, con una media de 1.000 kg. y 1,8 m. de longitud. El ejemplar más grande de esta especie fue capturado en la costa de Kamogawa, Japón, en 1996, pesaba 2,3 toneladas de peso y medía 2,7 m, si bien se habla de registros de algunos ejemplares que superarían los 3,3 m.

Mola mola L. Fuente


Aparte de por su tamaño, su morfología externa no deja indiferente a nadie, pues parece que está incompleto, convirtiéndose así en uno de los aspectos más raros (tiene varios más como iréis descubriendo), y significativos de este pez. Me explico, visto de lado parece una "cabeza de pez nadadora". Permitidme la broma, pero si estuviéseis de frente, viendo un acuario, y él apareciese poco a poco, nadando desde un lateral, al ver cómo va surgiendo la cabeza diríais: "Con esa cabeza tiene que ser larguísimo", pero segundos después os quedaríais impactados al comprobar que su cuerpo termina ahí, ¡¡justo cuando se acaba su "cabeza"!!. Eso, obviamente, se refleja en su anatomía interna, que tampoco es la más habitual si analizamos lo primero que se nos viene al pensamiento (por no repetir cabeza) cuando pensamos en un pez.

Su cuerpo está comprimido (aplastado) lateralmente y, aunque es ligeramente más largo que alto (ovalado), al extender sus aletas dorsal y ventral, las dimensiones se igualan. 

Vistas frontal y lateral de M. mola. Fuente.


No posee aleta ni pedúnculo caudal. En su lugar presenta una estructura redondeada llamadaclavus” (timón en latín), que se extiende del dorso al vientre y es una especie de pseudocola en forma de abanico. Parece desarrollar una función de timón, lo que le da su característica forma.  Este “clavus”, presenta dentículos lisos, y está formado por doce radios de aletas y musculatura derivada de las aletas anal y dorsal, además de terminar en una serie de osículos redondeados. 

Las aletas pectorales, en forma de abanico, son de pequeño tamaño, mientras que las aletas dorsal y ventral son más largas. No presenta aletas pélvicas. En contrapartida, las aletas dorsales y anales son mucho más potentes y se convierten en su principal medio de locomoción, mucho más eficaz de lo que podríamos pensar. 


Anatomía de M. mola. Fuente.


Esqueleto interno de M. mola. Fuente.

Internamente, la columna vertebral está drásticamente reducida, pues contiene menos vértebras y es más corta, en proporción al cuerpo, que en cualquier otro pez. No presenta costillas. Por si esto fuese poco raro ya, a pesar de su calificación como osteictio/pez óseo, y de presentar antepasados óseos, su esqueleto en realidad contiene tejidos principalmente cartilaginosos, que son más ligeros que el hueso, y les permiten alcanzar esas grandes dimensiones.

Su cerebro es muy pequeño. Sus riñones se sitúan justo detrás del cerebro. Su boca, pequeña, contiene los dientes fusionados para formar un único y afilado pico, parecido al de un loro. De ahí el nombre del orden al que pertenecen, Tetraodontiformes.

Sus aberturas branquiales son, apenas, dos pequeños orificios.

Otra característica llamativa es la ausencia de vejiga natatoria. A pesar de que la lógica nos diría que ello les impediría flotar con "normalidad", los peces luna son neutralmente flotantes en el agua de mar debido a que poseen una capa gruesa de tejido gelatinoso, subcutáneo y de baja densidad, con respecto a la del agua marina. El hecho de que su esqueleto sea cartilaginoso y degenerado también contribuye, probablemente, a mantener su flotabilidad. Todas estas características permiten que el pez luna nade distancias considerables, a pesar de su morfología inusual.

BIOLOGÍA

La primera vez que supe de su existencia, y vi a esta mole de pez, con esa forma tan particular, fue en el Oceanario de Lisboa (hace muchos años ya). Aparte de la impresión que me produjo, pues el ejemplar que tenían era realmente grande, inmediatemente me pregunté ¿cómo diantres podía nadar con esas aletas tan peculiares?. Hoy lo sé, y os lo cuento, por si os surgió la misma duda.

Para desplazarse utiliza las aletas dorsal y anal sincrónicamente, a modo de "alas". Es el único animal conocido que utiliza dos aletas para este propósito que no son originalmente bilateralmente simétricas. Otra de sus rarezas es que los individuos más grandes tienen una frecuencia de aleteo más rápida que los peces luna más pequeños. Esto contrasta con la mayoría de los peces con un sistema de propulsión lateral en el que los individuos más grandes muestran frecuencias más lentas que los más pequeños. 

Es capaz de realizar movimientos horizontales altamente direccionales y llevar a cabo inmersiones de hasta 500 m., en aguas profundas. Los peces luna, a pesar de pasar gran parte del tiempo en superficie, se consideran pelágicos, ocupando una amplia gama de profundidades. Sus continuos movimientos en la columna de agua, por encima y por debajo de la termoclina se han atribuido a una estrategia de alimentación, casi continua, de presas que migran verticalmente. 

Volviendo al principio del artículo, si recordáis, comenté que os aclararía más adelante por qué los ingleses lo llaman sunfish (pez sol) y ese momento ya ha llegado. Los peces luna, tras sumergirse,  regresan repetidamente a la superficie durante el día, hecho que algunos investigadores atribuyeron a la necesidad de termorregulación tras pasar un tiempo prolongado en aguas frías. En palabras simples, que subían a tomar el sol para volver a calentarse. Sin embargo, esta idea no es segura. Otros investigadores creen que los movimientos verticales repetidos pueden reflejar simplemente una estrategia de búsqueda, o seguimiento, del alimento por parte de los peces luna, que seguirían a sus presas en su ascenso y descenso, en un intento de localizar la máxima abundancia de estas en cada momento.


M. mola en la superficie del océano. Fuente.

Cualquiera de estas dos ideas, la de tomar el sol, y la de seguir o buscar presas, es factible, pero, actualmente, cada vez hay más pruebas que apoyan la opinión generalizada de que nuestro pez luna acude a la superficie con un fin muy distinto, solicitar una limpieza y desparasitación por parte de aves marinas o peces. Esto que puede parecer extraño, es algo que ya hacen muchas otras especies de animales marinos. Creo que todos hemos visto, con asombro, documentales en los que algunos peces y crustáceos se introducen en la boca de tiburones, u otros peces de mayor tamaño, para comer parásitos o restos de comida que quedan entre sus afilados dientes, sin temor a ser engullidos.

Si tenemos en cuenta que algunos informes hablan de hasta 54 especies de organismos parasitarios (nematodos, protozoos, acantocéfalos, platelmintos - cestodos, monogeneos, digeneos-, crustáceos -especialmente copépodos pero también isópodos y cirrípedos) encontrados en el intestino, hígado, branquias, cavidad bucal, opérculo, tejido conectivo, tejido muscular y piel, de M. mola, la idea de ascender a la superficie para ser desparasitados cobra más sentido.  

En el siguiente vídeo podéis ver cómo se desparasita, si bien no en la superficie.




ALIMENTACIÓN y DEPREDACIÓN

Por increíble que parezca, y dado el desconocimiento existente, la presencia de todos estos parásitos, sirve a los investigadores para apoyar la hipótesis de que el zooplancton gelatinoso (medusas, fragatas portuguesas, ctenóforos y salpas) son su grupo de presas preferido, ya que se sabe que estos animales son huéspedes intermedios de larvas de trematodos, cestodos y nematodos, a los que infectan antes de instalarse en los definitivos, los peces. Además, en sus estómagos se han encontrado calamares, esponjas, trozos de ofiuras, varios tipos de Zostera, crustáceos, pequeños peces y larvas de anguila de las profundidades, por lo que vemos que su dieta abarca una gran cantidad de tipos de animales.

Siguiendo la regla general de que "el pez chico se come al grande", se esperaría que pocas especies depredasen sobre este gigante del mar, pero sí que son presa de distintos animales, en fases juveniles y adulta. Entre sus depredadores se hallan los leones marinos, orcas y grandes tiburones. Por ejemplo, se han encontrado repetidamente peces luna en los estómagos de los tiburones azules y se han descubierto restos frescos de un gran adulto de M. mola en un tiburón blanco, Carcharodon carcharias de más de 5 m. Si lo pensamos bien, una enorme mole de carne moviéndose lentamente debe ser toda una tentación para estos depredadores, mucho más veloces, y con las armas necesarias como para acceder a ellos.

REPRODUCCIÓN

Como en otras áreas de la biología de estos peces, el desconocimiento en cuanto a su reproducción es grande aún. Se desconoce la esperanza de vida o reproductiva de M. mola en condiciones naturales, aunque los animales en cautividad han superado los 10 años de vida.

Aunque no se conocen los medios por los cuales los peces adultos se agregan para desovar, se cree que sus áreas de desove se encuentran en el Atlántico Norte y Sur, en el Pacífico Norte y Sur y en el Índico.
Las hembras de este pez son famosas por ser las más fecundas de todos los vertebrados, pues pueden producir hasta 300 millones de huevos, que serán liberados en el agua para ser fertilizados por el esperma del macho. Obviamente los huevos son muy pequeños (diámetro medio 0,13 cm), por lo que su crecimiento se convierte en otro motivo de asombro y es que, para que la larva, de 0,25 cm al nacer, crezca hasta llegar a ser un adulto de 3 m, requiere un aumento de masa de ¡¡60 millones de veces!!. Esto, asombroso de por sí, se entenderá aun mejor si sabemos que un individuo en cautiverio en el Acuario de la Bahía de Monterey subió 373 kg (de 26 a 399 kg) en tan sólo 15 meses, y alcanzó un tamaño de casi 1,8 m. No obstante, y a pesar de lo llamativo de este caso, las tasas de crecimiento más típicas, en cautividad, van de los 0.02 a los 0.49 kg día en peso


VIstas frontal y latera de alevín de Mola sp. Fuente

Los alevines, a diferencia de los adultos, presentan grandes aletas pectorales y una aleta caudal y espinas corporales; parecen pequeños peces globo.​ Las crías, como tantos otros peces, buscan protección en el número, para lo cual se desplazan en bancos, algo que no ocurre en los adultos.


Metamorfosis de un pez luna. Fuente.


CONSERVACIÓN


Como el resto de peces, esta especie no es ajena a la acción del hombre. Así, la contaminación y degradación de nuestros océanos por la presencia de plásticos y distintas sustancias vertidas en sus aguas afecta a esta especie, de manera directa o indirecta.

Hoy día, sin embargo, este pez se encuentra en un inestable equilibrio que lo hace digno de analizar en cualquier clase de biología para explicar la importancia de las redes tróficas, y su relación con el cambio climático y la acción del hombre. M. mola por una parte puede verse beneficiada por el cambio climático, en tanto en cuanto este favorece el aumento de sus principales presas, debido al aumento de temperatura de las aguas. Al mismo tiempo, la eliminación de gran parte de sus depredadores, los tiburones (cerca del 90% de todos los peces depredadores grandes han desaparecido de los océanos), puede favorecer también el aumento de las poblaciones de esta especie. La sobrepesca, además, también favorecería la presencia de zooplancton, su alimento, en la medida en que elimina las especies que compiten con nuestro pez, por su comida. Sin embargo, la otra cara de la moneda es que esta especie se ve perjudicada por su interés comercial, y el uso de determinadas artes de pesca no discriminatorias, como es la pesca de arrastre, que la convierte en la especie de captura incidental más común en muchos países. Su carne se considera un manjar en regiones como Japón, Corea y Taiwán, si bien en otras, como la Unión Europea, su comercialización está prohibida por considerarse peces venenosos.​ Partes del pez luna también se utilizan en algunas regiones como medicina tradicional, esa que tanto está dañando a determinadas especies, fruto de la superchería más que de la evidencia científica.

Como veis, la situación no está nada clara, pues el comportamiento de las redes tróficas no es fácil de predecir, y habrá que esperara a tener más datos que confirmen o desmientan las predicciones establecidas. Mientras tanto, espero que podamos seguir disfrutando de este dócil animal durante muchos años, y haber contribuido, aunque sea mínimamente, a su conocimiento.

Como curiosidad os diré que ¡¡hasta tiene un Pokemon!!, se llama Alomomola. ¡¡No me digáis que el Mola mola no mola!!.  Sí, tenía que hacer el chiste antes de acabar, ¡lo siento!.

Alomomola. Fuente.


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 PARA SABER MÁS


- Pope, Edward & Hays, Graeme & Thys, Tierney & Doyle, Thomas & Sims, David & Queiroz, Nuno & Hobson, Victoria & Kubicek, Lukas & Houghton, Jonathan. (2010). The biology and ecology of the ocean sunfish Mola mola: A review of current knowledge and future research perspectives. Reviews in Fish Biology and Fisheries. 20. 471-487. 10.1007/s11160-009-9155-9.

- https://es.wikipedia.org/wiki/Mola_mola

- https://web.archive.org/web/20091028064806/http://australianmuseum.net.au/Ocean-Sunfish-Mola-mola-Linnaeus-1758

- http://www.oceansunfish.org/lifehistory.php

- J. Syväranta, C. Harrod, L. Kubicek, V. Cappanera, J. D. R. Houghton (2011)

- http://lauratreible.weebly.com/scicomm-research-papers/answering-the-mysteries-of-the-mola-mola-ocean-sunfish

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